Ahora hace justo 10 años que creé mi primer Sex Shop Online.
Hace una década, emprendí mi primer negocio online, y mi idea no fue otra que crear un Sex Shop Online, por aquellos tiempos, era un campo bastante nuevo y lleno de oportunidades (ahora incluso tiene más oportunidades). Hace una década se hablaba mucho de las bolas chinas, en muchos casos aprovechando lo bueno que ofrece este producto para la salud. Y despertando a una nueva sexualidad sin complejos que a día de hoy, sorprendentemente y felizmente, sigue siendo un buen valor para calibrar la libertad sexual.
En realidad no hemos cambiado tanto. Ni las crisis ni una pandemia han cambiado la necesidad de la gente de disfrutar de su cuerpo, como evasión o como liberación. Y aunque hemos perdido el pudor y la vergüenza a utilizar juguetes sexuales, aún la gran mayoría siguen optando por comprar este tipo de productos a través de Internet. ¿Qué mejor forma? Velocidad en las entregas, seguridad en los pagos y anonimato en su tramitación.
Porque, seamos sinceros, nadie va a comprar físicamente con la misma “naturalidad” un consolador, que una barra de pan. Siempre nos queda ese “qué dirán” muy ampliamente superado, pero que aún ronda por nuestro subconsciente. Afortunadamente las nuevas generaciones incluso consumen este tipo de productos más abiertamente, el Satisfyer es una buena prueba de ello, pero para la gran mayoría, quizá para el grupo edad…. digamos “maduros”, entre los que me encuentro, seguimos anclados en nuestra propia “autocensura”. Yo mismo, como creador para terceros de este tipo de negocio, sigo sufriendo cierto pudor al acercarme a establecimientos luminosos, con objetos coloridos, y productos con formas que solo podemos utilizar en absoluta intimidad. Porque eso es precisamente lo que vende un Sex Shop, productos para nuestra intimidad. Quizá ahí esté precisamente la confusión con respecto a otros tipos de productos, que nuestra intimidad es nuestra, y cómo mucho la de otra persona más, o ahora con esto del “poliamor” para un pequeño y reducido número de individuos. Pero no me desvío del tema, que las tendencias sexuales, las libertades sexuales y amorosas, en realidad tienen mucho que ver con el consumo de productos sexuales.
Ahora que solo tú me estás leyendo, el sexo es el sexo y el amor es el amor. En combinación son fantásticos, pero el amor con uno mismo puede ser algo egocéntrico y aburrido, sin embargo el sexo con uno mismo puede ser de lo más constructivo. Todos tenemos nuestros secretos, que son nuestros y ya está. Y quien pueda disfrutar de su cuerpo en compañía, afortunado y dichoso es, pero quien lo haga en solitario, afortunado y libre de hacerlo también es. Yo me llevo muy bien conmigo mismo, quizá mejor que con nadie más. Me caigo bien, me gusto y por ello, tengo la libertad y la oportunidad de disfrutar de mi mismo, cuando quiera y cómo quiera. Este es mi punto de vista y espero que cada vez el de más personas. Sin caer en la confusión de auto proclamarnos OBSESOS SEXUALES. Una persona que en su intimidad, o junto a su pareja quiere disfrutar de su cuerpo o del ajeno, siempre con el consentimiento mutuo, no podemos confundirlo con alguna enfermedad u obsesión sexual. A nosotros mismos no debemos juzgarnos, no debemos ponernos límites, somos libres. Y con nosotros mismos y en privado, más libres aún.
¿Hay algún historiador en la sala?
Seguramente de haberlo, nos explicaría que los juguetes sexuales se remontan hasta nuestros propios orígenes, mucho antes de los Egipcios, mucho antes de la civilización mesopotámica. Quizá hasta pueda documentar algún dibujo de juguete sexual pintado en alguna ancestral pared de una oscura cueva. Y si no hay ningún historiador en la sala, podemos presuponer que así es, y que es natural y lógico que así sea. Porque lejos de las limitaciones que puede poner la religión al respecto, las personas siempre han sido personas. Han tenido más o menos las mismas partes físicas que tenemos ahora, y nos hemos reproducido incansablemente hasta casi colapsar este planeta que nos da cobijo. Y la naturaleza nos ha dotado de unas zonas especiales, las más placenteras de todo nuestro complejo cuerpo, para que sintamos colapsar de placer haciendo según qué cosas, y si no nos sentimos libres para hacerlo, es que quizá si tengamos un problema. El sexo es tan natural como la propia naturaleza humana.
Quizá me he ido muy lejos, no era mi intención, pero como nadie me interrumpe, ya que por lo visto sois muy educados, he viajado en el tiempo para tratar de entender qué nos lleva a consumir este tipo de productos, que tanto nos gusta. Si, me incluyo. Y seguramente, tú que me estás leyendo, salvo que estés ahora mismo de seminarista o en un convento, estarás enteramente de acuerdo conmigo que la sexualidad, en todas sus formas, colores, olores y texturas, forma parte de nosotros mismos. Pues bien, un Sex Shop no deja de ser una fuente natural de placeres. El quiosco del placer. Por cierto, no se si el nombre existe como tienda online, pero tomo nota por si acaso.
Volviendo a la intención primera de este artículo, que no es otra que la de celebrar la década de creación de Tiendas Online de venta de productos para darse y dar gustito. Recordando la ilusión de los primeros proyectos, algunos incluso aún vivos (volaron como pájaros saltando del nido cuando se hacen mayores) y disfrutando con cada nuevo proyecto. Y compartiendo la misma ilusión con nuestros clientes, cuando se lanza a esta aventura, llena de obstáculos pero también llena de recompensas, y viviendo con emoción como aquél primer proyecto que ahora hace 10 años creé con un ordenador y una conexión a internet.
La experiencia de aquél primer proyecto, y los cientos que vinieron después, propios y de terceros, me ha ido formando y curtiendo en la difícil y competitiva tarea de hacer destacar un proyecto de tienda online de productos eróticos, del resto de tiendas online. Porque un Sex Shop no compite contra otros Sex Shop, sino que compite con cualquier otro tipo de tienda online, y como tal hay que enfocarlo. Pero esto no es una desventaja, al contrario, es tan específico y peculiar que es sencillo encontrar el camino correcto.
Al comienzo la tendencia era crear proyectos de tiendas Sex Shop con apariencia de club de carretera, con poca luz, oscuro y casi anunciando la venta de productos prohibidos. Yo siempre he huido de esa estética. ¿Por qué tiene que ser diferente un Sex Shop de una tienda de Ropa de Bebé? Primero, va dirigido casi al mismo público. Y en segundo lugar, una tienda online es para vender, no para anunciar aquello que solo se vendería en un callejón oscuro del Bronx de los años 80 del siglo pasado. Un Sex Shop no vende droga, un sex shop no vende prostitución, un sex shop no es para obsesos sexuales, una Tienda Sex Shop es simple y llanamente una Tienda Online.
Salvando este primer mal entendido, y enfocando un proyecto de Tienda online, como lo que simplemente es, es cuando el enfoque se acerca a lo que debe ser. La navegación debe ser clara, el contraste tan alto como sea posible, y la estética general, tan limpia y directa como en cualquier otra tienda online. ¿Qué diferencia el hecho de comprar un móvil o un consolador? Técnicamente en nada. Las mismas formas de pago, los mismos plazos de entrega, las mismas garantías, y es cuando debemos afinar el tiro, para llegar al público objetivo, cuando debemos sacar todo nuestro sentido común y aplicar toda la lógica que podamos.
Al comprador de un Sex Shop le gusta el anonimato. Debemos dárselo. Ya sea potenciando los pedidos contra reembolso, los embalajes sin distintivos, etc… Quizá potenciando también un canal directo de comunicación, que permita al cliente verse libre de preguntar sobre cualquier tema. Y unas formas de pago lo más anónimas posibles. La mejor idea es configurar nuestra TPV para que el registro del pago en el Banco no ponga nada más que el importe y un nombre genérico. Quizá a nuestro cliente no le guste que en su extracto del banco aparezca un pago a “Consoladores anales Tutiplén SL”. Debemos pensar cómo llamar a nuestra SL, en el caso de facturar como tal, o si somos autónomos o simplemente un emprendedor, cuidar los datos que se verán en las plataformas de pago. Esto es muy sencillo de evitar. Pero hay que hacerlo. Eso si, no debemos “cortarnos” en elegir un nombre de dominio, que será la dirección pública de la tienda en internet, debe ser clara y concisa. Que sintetice lo que vendemos. Aquí hay que hacer un paréntesis para explicar, que un Sex Shop, primero no tiene porqué estar en un dominio con las palabras “Sex Shop”, ya que esto actualmente tiene poca repercusión a nivel SEO o posicionamiento web, y centrarnos en buscar un nombre descriptivo, fácil de recordar, y sobre todo que evite palabras muy complicadas de escribir, ya sea porque están en inglés, o porque es un juego de palabras tan complejo y rebuscado, que hasta al propio creador le cueste escribir el nombre en el navegador. Hay que pensar en “limpio”, poner mentalmente en una cartulina blanca 2 o 3 palabras a lo sumo, fáciles de recordar, fáciles de escribir y sobre todo que evoquen algo, un sentimiento, una sensación, o simplemente un nombre de una fruta (por ejemplo). Recuerdo uno de nuestros primeros proyectos se llamaba simplemente “sex shop fresa”. El logo era una fresa. Y los colores principales eran los que puede tener una fresa. Así de simple. Cuando un cliente entraba a esa tienda, no sin un trabajo previo de marketing, de SEO y de trabajo en redes sociales, para el usuario era muy sencillo recordar el nombre de la tienda en la que había estado hacía 2 semanas. Sin embargo, nombres tan bonitos y evocadores como “el baúl secreto de Lilith”, que lo primero que puedo pensar es que voy a entrar en una caja oscura con una diosa endemoniada. No es el mejor nombre. Ignoro si este nombre existió, si existe, incluso si llegaría a funcionar. Pero simplemente intentar recordar cómo se escribe, y lo que pienso nada más leer el nombre, hará que quizá olvide pronto que estuve ahí hace 2 semanas buscando algo.
Lógicamente hay excepciones que rompen la regla, hay casos que por fortuna o por simplemente mucho trabajo, han funcionado y tienen un nombre que ni tomando 3 cafés me vendrían a la mente. Con esto quiero decir, que la sencillez debe ser la norma predominante en buscar un nombre para una tienda. Ya sea Sex Shop o una tienda de Joyas artesanales. El usuario, y por tanto nuestro adorado y perseguido posible cliente, debe tenerlo fácil para volver a nuestro sitio web.
Dejando de lado la parte más básica de todo lo que puede ser un proyecto online, que es el nombre o dominio. Debemos pensar en ponérselo fácil también al todopoderoso Google. Poner a cada cosa su nombre, poner a cada producto su descripción clara y concisa. Explicar en todas partes que es una tienda erótica. Que se venden productos Sex Shop, que sirven para dar y darse placer. Y construir una ruta en la tienda online con palabras lógicas y usadas en las búsquedas habituales de este tipo de productos. En este aspecto es dónde debo reconocer que más he aprendido y más he mejorado los proyectos que he ido emprendiendo. Aportando toda mi experiencia acumulada durante esta década, para el bien del cliente que nos pide emprender en este tipo de negocio.
Internet ha cambiado mucho en 10 años. Hace una década los móviles no eran mayoría, ahora dominan el mundo online. Y por tanto sus búsquedas por voz y por tanto la estructura lógica de una búsqueda típica han cambiado. Debemos adaptarnos, debemos acercarnos a las nuevas tecnologías, comprenderlas y aprovechar lo bueno que aportan. Por eso un proyecto creado hace 10 años, no puede tener éxito tal cual se planteaba hace una década. Hay que moverse, poner nuevas patas a la silla, para mantener el equilibrio exacto de los nuevos tiempos. Y para eso sirve la experiencia, se aprende sobre todo de los errores antiguos y sobre todo se mejora sabiendo corregirlos enfocándolos hacia el nuevo mundo tecnológico que no deja de cambiar.
Pero hay algo que sigue siendo la clave del éxito de este tipo de negocio, y es lógicamente lo humano de lo que vende. El sexo es la base de la existencia, de la supervivencia y por lo tanto lo que vende un Sex Shop nunca será una moda pasajera o algo temporal, como los video-clubs. Los humanos necesitamos el Sexo para vivir. Nuestro cuerpo tiene lo que tiene en cada caso, y siempre será fuente de placer. Lo que si es algo que se ha ido afianzando con el tiempo, es la libertad con la que se consumen este tipo de productos, antes casi nadie reconocía el uso de este tipo de productos, y ahora es casi al contrario. Hay quien ensalza la bandera de su libertad utilizando el Satisfyer como ariete para derribar la puerta del tabú sexual. Sobre todo en la mujer, que se ha visto durante siglos recluida en su pequeño mundo dependiente del hombre, y ahora es ella la que decide sobre su cuerpo, sus relaciones y su placer. Al mismo paso que se vive una liberación sexual, se vive sin lastres, ni corsés, expandiéndose y volando como las almas libres que siempre han sido. Mi más sincera admiración por las mujeres, creadoras de vida y ahora por fin tomando las riendas de su propio cuerpo. Ya sea para enamorarse de quien quieran, o de utilizar lo que les venga en gana sin pedir permiso a nadie. El hombre en cierto modo, también está viviendo el mismo momento, despojándose de prejuicios y del lastre que la propia sociedad le había asignado.
Bienaventurados los que hacen lo que quieren, solos, o con quien quieran y como quieran. Y que los productos eróticos sigan siendo el termómetro de ese consumo de libertad.
Sobre Jose García
Creador de negocios online, portal de citas, tiendas sex shop, tiendas dropshipping, aplicaciones móviles (APPS) y páginas web de empresa. Desarrollo de páginas web y Apps para Android. Director cualificado de Franquicia de Impacto. CEO de Franquicia Global y Tienda Online Gratis. Profesor de desarrollo de videojuegos en Udemy y Tutellus. Especialista en WordPress y Prestashop.
- Web |
- More Posts(110)